domingo, 21 de octubre de 2007

Un Madrid misterioso II

El recorrido por el Madrid más enigmático continúa tras un largo parón en el camino de más extensión que la deseada. Las labores de observación dejan a veces menos tiempo del que quisiera este insomne para los asuntos de redacción. Perderse por la urbe y sus calles puede ser una tarea interminable pero absolutamente placentera. Os invito a seguir la senda del misterio a pie, una vez leídas las historias más ocultas de ese otro Madrid, muy diferente al que estamos habituados.


PALACIO DE CAÑETE- Nos situamos en el número 69 de la Calle Mayor. Conocido por ser hoy sede del Patronato de Turismo de la ciudad este edificio albergó en el siglo XVII el Gobierno civil de la villa, siendo residencia temporal de numerosos alcaldes y gobernadores. Algunos de ellos dieron fé de los sucesos extraños que supuestamente acontecían en la mansión. Ruidos extraños, gritos estridentes, objetos que se movían…La leyenda de este palacio se explicó por propios y ajenos de diferentes formas: unos atribuyeron los sucesos al fantasma del marqués de Cañete, que asesinado en su propia casa no descansaría en paz hasta encontrar a su asesino, otros a duendes burlones y unos terceros a tórridos romances con infidelidades y amantes que iban y venían…


PLAZA MAYOR- La gran plaza en el corazón de Madrid es actualmente un lugar lleno de artistas y turistas, terrazas y espectáculos. Antigüamente sus usos fueron bien diferentes. Para los curiosos basta con acercarse a los asientos que circundan las farolas de su interior y echar un vistazo a los relieves allí colocados hace algunos años por el Ayuntamiento para comprobarlo. En su día, hasta 1765, entre otras cosas, el ágora fue el principal escenario de las ejecuciones públicas llevadas a cabo por la Santa Inquisición por actos de brujería o por haber cometido delitos tales como el robo, de ganado, asesinato, adulterio…. Los madrileños acudían en masa, como si de un espectáculo ocioso se tratara, a ver estos despiadados castigos por tales faltas. Garrote vil, hogueras, horcas...
Muchos han sido los vecinos de las casas de la plaza que durante el siglo XVIII y posteriormente afirmaron ver vagar a los espectros en la noche o escuchar sus lamentos. Algunos incluso dicen de la Plaza Mayor que es el lugar de Madrid “con más fantasmas por metro cuadrado”.


IGLESIA DE SAN GINÉS- En la recientemente peatonalizada calle Arenal se emplaza este pequeño templo, uno de los más antiguos de Madrid.Como detalles escabrosos contar que de la calle Arenal desenterró la Inquisición muchos huesos, para quemarlos después, suponiéndoles pertenecientes a judíos. Además, a este templo en concreto acudía el Tribunal Inquisitorial para óir misa el día que la bula se publicaba y antes de los ajusticiamientos.

Hasta hace poco tiempo en la Iglesia de San Ginés había algo inusual para un templo. cristiano. A los pies de la Virgen de los Remedios se hallaba un cocodrilo (hoy en proceso de restauración. ¿Pero por qué ese animal? Cuenta la leyenda que encontrándose Alonso de Montalbán en una grave situación de peligro, siendo perseguido por un cocodrilo que estaba a punto de darle caza, de repente ocurrió un milagro. Cuando todo parecía perdido y las fauces del animal estaban próximas a Alonso un tronco de un árbol se precipitó, matando in situ al cocodrilo. En el interior del tronco el perseguido atisbó una imagen luminosa femenina. Se trataba de la Virgen de Valvanera, talla que está presente (dentro de un tronco) en un lateral de la Iglesia de San Ginés y que es conocida por ser la patrona de La Rioja. Alonso de Montalbán cogió la talla y mandó disecar al cocodrilo, como agradecimiento a aquella dama silenciosa que le salvó la vida.

Otra de las historias relacionadas con esta parroquia es una enmarcada en el siglo XIV. Cierto día rezaba un hombre en soledad en el interior de la iglesia, cuando la mala fortuna quiso que dos bandidos iirumpieran allí para robar el dinero del cepillo y otros enseres. Para no dejar testigos los hombres asesinaron a aquel pobre, decapitándolo. El cuerpo del hombre fue hallado, no así su cabeza. Se dice, que poco tiempo después a este suceso una sombra sin cabeza que hablaba se aparecía con frecuencia en el templo. ¿Sería el ánima del hombre asesinado, que había vuelto a la tierra para revelar quiénes le asesinaron? Por lo visto cuando la cabeza se encontró, oculta detrás de la capilla, aquella figura no volvió a aparecer.


REAL CASA DE CORREOS- Para los que no lo sepan así se llama el edificio situado en la Puerta del Sol que es actualmente la sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid y donde toda España dirige su mirada el 31 de diciembre para tomarse las uvas al ritmo de las 12 campanadas de su reloj.
La leyenda negra de este edificio comienza con su construcción. Carlos III encarga la misma al arquitecto municipal, Ventura Rodríguez. Una vez que éste ha decidido demoler los edificios anexos al terreno para ganar espacio el rey cambia de parecer y le encarga el proyecto a un francés, Jaime Marquet. Esto no gusta para nada a la sociedad de la época y menos cuando la Real Casa de Correos queda edificada. Se critica su estilo afrancesado, su fachada de piedra y el hecho de que para subir al piso superior sólo hubiera la escalera de la entrada. Una vez las obras del interior han comenzado empiezan a ocurrir extraños sucesos. Algunos obreros afirmaban incluso haber visto al mismísimo demonio en persona diciéndoles que el edificio se encontraba maldito y que por ello lo reclamaba como de su propiedad. Los obreros, muertos de miedo, se negaron a trabajar y las obras se paralizaron. El pavor era tal que el director de la obra comunicó lo que allí pasaba a la Santa Inquisición, que mandó un cura al lugar para realizar un exorcismo y alejar la presencia del maligno. El enviado permaneció durante las obras, quedando en nómina como el resto de trabajadores.

Otra de las historias que circulan sobre este céntrico edificio madrileño es la referente a un capitán francés, que logró sobrevivir de los levantamientos de mayo al esconderse en el famoso reloj. Anteriormente él y un grupo de hombres habían ocupado el inmueble. Hay que aclarar, antes de nada, que el reloj actual no es el mismo de esta historia, sino que el que tenemos ahora sustituyó al original en 1886 trayéndose de la cercana Iglesia del Buen Suceso. Pues bien, los madrileños rodearon la Casa de Correos, huyendo despavoridos los franceses. Sin embargo, aquel capitán seguía supuestamente dentro del reloj, en el que según dice la leyenda el diablo le ayudó a esconderse. Con el fin de hallar al francés se reunió a los mayores especialistas relojeros de todo el país. Éstos lo único que encontraron fue un pequeño ratón, que según la habladuría popular sería el propio capitán, transformado por su colega, el diablo, para que escapara.


IGLESIA DEL BUEN SUCESO- En la céntrica plazoleta madrileña también se encontraba, donde hoy se ubica el Hotel París, un Hospital e Iglesia llamados “del Buen Suceso”. A principios del siglo XVI Carlos I decide trasladar el Hospital del Buen Suceso de Baza a Madrid y edificarlo fuera de los muros de la antigua ciudad, junto a la Puerta del Sol. La construcción de la Iglesia del Buen suceso sería a posteriori, finalizando sus obras en 1607. Ambos centros fueron muy frecuentados por soldados y sirvientes de la Corte. Los dos, iglesia y hospital, serían derribados en 1854 por la reforma que sufrió en esa fecha la Puerta del Sol.

La Iglesia a la que nos referimos destacaba porque era la única donde se decía misa a las dos de la tarde. ¿La razón? Se cuenta que una señora que vivía cerca tenía una sirvienta muy leal. Hasta que un día unas joyas de la mujer desaparecieron. Dado que la empleada limpiaba por sus dependencias y visto que no aparecían los enseres, se la acusó de robo y finalmente fue ajusticiada. Un día, estando la señora en casa un pájaro negro apareció graznando. La señora corrió a intentar espantar o matar a aquella impertinente ave, pero le fue imposible puesto que el animal subió volando al piso superior, donde estava situado el desván. La mujer siguió al pájaro hasta la parte de arriba de la casa y vio que se había quedado quieto en una zona del desván. Cuando se acercó a él cual fue su sorpresa que, bajo el animal se encontraban las joyas desaparecidas. La mujer se sintió tan mal y tan culpable por la muerte de su leal empleada que decidió rendirle homenaje dándole misa todos los días a las dos de la tarde, hora en la que la sirvienta había sido muerta.


PLAZA DE SANTA ANA- Nos vamos a otra plaza cercana a la anterior, ubicada en el Barrio de las Letras, puesto que allí era donde se hallaba el Teatro Novedades. En el siglo XVIII y XIX las gentes decían que un fantasma habitaba este centro, conviviendo pacíficamente con los vecinos de la zona. Sus apariciones parecían ser tan frecuentes que se tenía asumida su existencia. Aquel supuesto ente dejó de aparecerse con el tiempo hasta aquel aciago 23 de septiembre de 1928. En esta fecha un teatro repleto de gente de condición humilde, que disfrutaba de la representación del libreto “La mejor del puerto” sufrió un horrible incendio. 67 personas perecieron y 200 resultaron heridas, quedando el Novedades reducido a escombros en tan sólo una hora. Según decían los vecinos, el espíritu volvió a mostrarse desde entonces para recordar este fatal suceso y junto a sus apariciones… le acompañaban los angustiosos gritos de las víctimas del incendio.

También en la misma plaza se ubica el Teatro Español (en la fotografía de la parte superior izquierda), abierto todavía en la actualidad. Entre algunas de las historias del lugar destaca aquella en la que se cuenta como todos los noviembres, cercano a la fecha en que se representaba Don Juan Tenorio, la imagen de un extraño ser podía verse cerca de los escenarios.


IGLESIA DE SAN JOSÉ- La siguiente historia tiene como protagonista a un diplomático. Nos situamos a mediados del siglo XIX, en época de carnaval, teniendo como fondo esta iglesia situada en el número 41 de la calle Alcalá. En una fiesta de máscaras cercana a la zona donde habían acudido multitud de embajadores extranjeros y gente de la nobleza madrileña se encontraba un diplomático de origen sajón, algo aburrido durante la velada. En un momento dado, ya a punto de marcharse, el diplomático atisbó a una bella muchacha que le llamó poderosamente la atención. Aquella chica de pelo negro, vestido blanco y piel clara, estaba como él, algo sola, así que decidió acercarse hablar con ella. Así estuvieron durante un buen rato, hasta que decidieron abandonar juntos el baile.

Una vez salieron a la calle el hombre notó a la muchacha rara, distante, más parca en sus palabras. La chica insistió en acudir a la Iglesia de San José sin explicar al sajón el motivo, simplemente pidiéndole que le acompañara. Por el camino el hombre empezó a sentirse cada vez más intranquilo por su compañía, empezó a notar algo raro en ella. En un momento dado rozó su mano y la sintió helada, y su rostro estaba pálido como la nieve. Una vez llegaron al templo ella le susurró unas palabras misteriosas y de repente, cuando el diplomático miró a su lado, aquella enigmatica joven había desaparecido. Un escalofrío recorrió al hombre por todo su cuerpo y , aunque al principio decidió buscarla, todo le pareció tan raro que empezó a entrarle el pánico y se fue a su casa.

A la mañana siguiente, ya más calmado, pensó en volver para buscar a la chica. Decidió acudir a donde la había dejado, a la iglesia, puesto que la insistencia de la joven de llegar a ese lugar le había llevado a pensar que quizás se podría tratar de alguna sirvienta o familiar del párroco. Una vez en el templo se encontró que se estaba celebrando un funeral de cuerpo presente. Mucha gente se acercaba al ataúd para presentarle sus respetos a la fallecida. Entonces, el germano hizo lo propio y se aproximó al féretro, movido por un lado por la educación, y por el otro por cierta curiosidad que le carcomía. Esa cara pálida, esas blancas vestiduras, ese pelo negro de la difunta eran los de misteriosa compañía de la fiesta de máscaras, aquella que había desaparecido la noche anterior repentinamente. Al hombre le temblaron las piernas al comprobar de quien era el funeral, el corazón se le aceleró y por poco se desmaya. Tal fue la impresión que incluso le tuvieron que ayudar para salir a la calle a tomar el aire. Una vez en el exterior, al haber visto su reacción una de las chicas que le habían asistido le preguntó de qué conocía a la fallecida. Al explicarle que había estado con ella en la fiesta de carnaval , la muchacha dijo “Eso es imposible. Mi prima murió ayer por la noche”.


CASA DE LAS 7 CHIMENEAS- Detrás de la Gran Vía, situado en el madrileño barrio de Chueca, se erige aún este edificio que hoy es sede del Ministerio de Cultura. Su construcción fue llevada a cabo a finales del siglo XVI, por entonces en una zona situada a las afueras de Madrid, y en ella vivía una joven que, según las malas lenguas era amante del rey Felipe II. Para que los rumores, que ya se extendía por la Corte, no se acrecentaran el padre de la joven, muy amigo del monarca, concertó un matrimonio de conveniencia con un joven capitán de la armada al que la muchacha le gustaba. Según se dice, se apellidaba Zapata. Al poco tiempo, el capitán fue llamado a filas para luchar en la Guerra de Flandes y se vio obligado a marchar. Desgraciadamente las noticias no fueron demasiado buenas: el joven murió en combate. Así, la joven viuda se quedó sóla en su gran palacio.

No demasiado tiempo después la chica iba a aparecer muerta en su dormitorio, parece ser, aunque las versiones varían, que de una puñalada. Nunca se supo quien la había matado, aunque se especuló que lo podía haber hecho su propio padre o incluso algún enviado del rey porque ésta estaría embarazada. Se cuenta que su cadáver desapareció de forma misteriosa y que podría haber sido emparedada en algún lugar de la casa. Incluso al padre, al que también se le habría achacado la desaparición del cuerpo, se le iba a hallar colgado de una viga de la misma casa. La leyenda dice que,a veces, en el tejado del edificio, recorriendo la zona de las 7 chimeneas, aparece una mujer vestida de blanco que camina por ese ala, se pone de rodillas, se golpea en el pecho y entonces…desaparece.

Unos años después un viejo adinerado compraría la casa para residir con su esposa de conveniencia. La muchacha, que dícese sería también amante de Felipe II (y a la que éste la había regalado como arras de la boda y como dote 13 monedas de oro con su efigie) se quitaría la vida en la misma noche de bodas. A partir de este suceso se cuenta que eran frecuentes los ruidos y golpes en el edificio y que, de vez en cuando, un fantasma aparecía paseándose y tintineando unas monedas.

Es curíoso que esta sea la casa donde a mediados del siglo XVIII residía un valido de Carlos II, el marqués de Esquilache, conocido por su polémica ley de capas y espadas, que tan mala acogia tendría entre los madrileños. De hecho, el llamado “motín de Esquilache” tendría como fondo esta vivienda, ya que los madrileños asaltarían el edificio del que hablamos.

En el siglo XIX el banco de Castilla se instaló en el inmueble. Según se acometían las reforrmas pertinentes en los sótanos puedo encontrarse entre dos muros un esqueleto de mujer y 13 monedas de oro de la época de Felipe II. ¿ Sería el cuerpo de la mujer de Zapata o quizás el de la mujer de la segunda leyenda?

La próxima semana (y esta vez seguro que será la próxima) la última entrega de este viaje por el Madrid más enigmático que no deja de sorprendernos.En la misma sintonía, con el mismo insomne de siempre.

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